¡Hola amigos!
Esta semana os vamos a trasladar una reflexión que es bastante generalizada entre nuestro entorno, por lo menos, en la zona nordeste de la península.
En Catalunya hace meses que tenemos una situación muy similar a la del resto del territorio y, también, de otros países del entorno europeo. Aclaración: para nuestros lectores del extranjero, deciros que en España las diferentes regiones (denominadas Comunidades Autónomas), tienen algunas competencias propias en función de sus respectivos estatutos de autonomía.
Pues bien, en ese ciclo de «desescalada» que venimos teniendo desde hace meses en función de los datos epidemiológicos de la evolución del COVID19 (confinamiento municipal, por áreas sanitarias, comarcal, etc), se «relajó» la cosa en Semana Santa para que los ciudadanos pudiéramos disfrutar de algo más de movilidad por el territorio catalán.

España no somos una potencia como otros países que han acompañado a las medidas de buenas compensaciones por las limitaciones a las actividades económicas. Por lo tanto, está claro que hay que ponderar y buscar el equilibrio entre lo sanitariamente necesario, con lo económicamente viable para la economía del país.
Si nos centramos en el campo que nos afecta, es decir, el mototurístico, diremos que por la experiencia vivida en la desescalada del verano pasado, este tipo de actividades son seguras. Salir en moto, es una actividad que se realiza al aire libre y con el casco bajado. Además, los motoristas que realizamos este tipo de salidas, rutas o viajes, es altamente habitual que vayamos bien equipados (guantes, protecciones, etc).
¿Dónde está el peligro?
Que los hospitales están muy saturados debido al aumento de pacientes por COVID19; y somos un colectivo de riesgo de sufrir accidente. También está el riesgo -incluso más elevado- en la movilidad urbana en grandes ciudades (véase por ejemplo Barcelona y Madrid) con accidentes entre otro tipo de vehículos.
Que si salimos a rodar de diferentes burbujas nos sentemos en una terraza de un bar de un pueblo de montaña y ¿mezclemos burbujas de convivencia? Pues planteemos soluciones Señores… Igual que con la competición deportiva -federada o no- establecer unas medidas y, por ejemplo, indicad que no se pueden mezclar burbujas de convivencia. Entonces nosotros como motoristas que nos gusta fomentar el turismo y economía que le rodea ya nos apañaremos para no contactar entre nosotros pero igualmente podremos salir a rodar -aunque sea solos o dentro de nuestra burbuja de convivencia- y hacer circular la economía (gastar en restauración, alojamiento, combustible, etc).
El mototurismo es seguro. ¿Realmente los gobernantes tienen conocimiento del impacto que tiene «decretar» una medida un miércoles con efecto a las 48 horas? La respuesta parece clara: NO. Tomar estas decisiones sin meditar ni consultar con los agentes implicados (representantes económicos…) lo que supone es un efecto contrario al que se persigue: por un lado el alto impacto económico sobre las ya cuentas de las empresas del sector; y, además, también se provoca que se aglomere más personas en zonas geográficas con una alta densidad de población: el ejemplo de Barcelona ciudad, que al ser también comarca, pues no puedes salir de la ciudad.
Llevamos muchos meses en los que se nos han limitado algunos derechos fundamentales previstos en la Constitución Española, y la ciudadanía lo comprende porque esto del COVID19, nadie pone en duda que es muy grave. Ahora bien, recordemos a todos los que tengan algo de responsabilidad en la toma de decisiones que el riesgo no está solamente en la movilidad, sino en cómo las personas nos comportemos.
